Es la filosofía que se da en la edad media que va desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V hasta el siglo XV, con la toma de Constantinopla por los turcos y el descubrimiento de América (1492).
Abarca lo que es la patristica y la escolástica, unas corrientes muy conocidas, en la cual la patristica habla acerca de que, como nuestros propios Padres son los predecesores que nos han
enseñado, así también los Padres de toda la Iglesia son especialmente los primeros maestros quienes la
instruyeron en las enseñanzas de los Apóstoles durante su infancia y primeros
años, y la escolástica está profundamente unido a la religiosidad, por eso
el tema fundamental es la relación de la filosofía con la teología, priorizando
esta última y utilizando a la filosofía como fundamento y razón.
En este periodo se habla también del periodo de oscuridad que trata acerca del reten que tuvo la ciencias y literaturas, pues en este periodo como lo pudimos evidenciar era muy fuerte el Cristianismo, por la misma razón la filosofía también se vio afectada teniendo como representantes de esta época a:
SANTO TOMAS DE AQUINO
Tomás de Aquino era hijo de un noble
Italiano. A los 19 años se fue de casa
para ingresar en los frailes dominicos en Francia. Sus hermanos pronto se lo llevaron de vuelta a casa y lo retuvieron en
el castillo familiar durante un año, tratando de que recobrara el sentido
común. Pero nada le hizo cambiar de idea : Tomás se escapó y finalmente su
familia cedió
Después de experimentar algunas visiones
místicas, Tomás de Aquino dejó de escribir, el legando que las palabras eran
«mera paja». Murió en un monasterio italiano, de
camino hacia el concilio de Lyon.
Tomás de Aquino decía que sin Dios no podía haber universo:
«Al eliminar la causa, se elimina el efecto»
PENSAMIENTO FILOSOFICO
La teoría del conocimiento
tomista, basada, asimismo, en Aristóteles, entiende el conocimiento como un
proceso de abstracción, por el que el alma desmaterializa las formas inscritas
en la materia, colaborando en dicho proceso, por este orden, los sentidos, la
memoria, el entendimiento agente -que abstrae las formas-, y, por último, el
entendimiento paciente, que recibe la especie o forma inteligible y conoce el
concepto general.
SAN AGUSTÍN
Aurelio
Agustín nació el año 354 d.c.en Tagaste, ciudad situada en la antigua provincia
romana de Numidia (conocida en la actualidad como Souk Ahras, en Argelia). Hijo
de Patricio, un pequeño propietario rural, y de Mónica, nació en el seno de la
familia con una posición económica desahogada, aunque no exenta de esporádicas
dificultades económicas, lo que le permitió acceder a una buena educación.
Pese a
los esfuerzos de su madre, Mónica, que le había educado en el cristianismo
desde su más tierna infancia, Agustín llevará en Cartago una vida disipada, muy
alejada de las pretensiones de aquella, orientada hacia el disfrute de todos
los placeres sensibles.
En esa época convivirá con una
mujer (cuyo nombre no nos revela en sus Confesiones, pero que pudo haberse
llamado Floria Emilia) con la que mantendrá una relación apasionada y con la
que tendrá un hijo, Adeodato, el año 372. "En aquel mismo tiempo tenía yo
una mujer, no que fuese mía por legítimo matrimonio, sino buscada por el vago
ardor juvenil escaso de prudencia; pero era una sola, y le guardaba también
fidelidad: queriendo saber por experiencia propia la diferencia que hay entre
el amor conyugal pactado mutuamente con el fin de la procreación, y el pacto de
amor lascivo, en el cual suele también nacer algún hijo contra la voluntad de
los amantes, aunque después de nacido los obliga a que le tengan amor."
PENSAMIENTO FILOSÓFICO
No hay una distinción clara entre razón y fe en la obra de San Agustín, lo
que marcará el discurrir de todo su pensamiento. Existe una sola verdad, la
revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor.
"Cree para comprender", nos dice, en una clara expresión de
predominio de la fe; sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar
a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios (la sabiduría de los
antiguos no sería para él más que ignorancia); "comprende para
creer", en clara alusión al papel subsidiario, pero necesario, de la razón
como instrumento de aclaración de la fe: la fe puede y debe apoyarse en el
discurso racional ya que, correctamente utilizado, no puede estar en desacuerdo
con la fe, afianzando el valor de ésta. Esta vinculación profunda entre la
razón y la fe será una característica de la filosofía cristiana posterior hasta
la nueva interpretación de la relación entre ambas aportada por santo Tomás de
Aquino, y supone una clara dependencia de la filosofía respecto a la teología.
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