La filosofía moderna se desarrolla durante los siglos XVII y fines del
siglo XIX, época en que se trata de encontrar las verdades últimas de
las cosas a través de la razón (racionalismo).
El siglo XVII es la etapa madura y productiva de la filosofía moderna; la mayoría de los filósofos son laicos y se contraponen a las enseñanzas tradicionales recibidas, con una relativa tolerancia a la libre especulación. Durante este siglo se produjo una gran polémica entre las dos grandes doctrinas filosóficas: el racionalismo versus el empirismo, como también se dio pie al problema de la sustancia.
El siglo XVII es la etapa madura y productiva de la filosofía moderna; la mayoría de los filósofos son laicos y se contraponen a las enseñanzas tradicionales recibidas, con una relativa tolerancia a la libre especulación. Durante este siglo se produjo una gran polémica entre las dos grandes doctrinas filosóficas: el racionalismo versus el empirismo, como también se dio pie al problema de la sustancia.
El idealismo niega la existencia del mundo exterior y lo reduce a sus representaciones obtenidas; para esta doctrina filosófica no hay cosas reales independientemente de la conciencia (mente, alma, espíritu, pensamiento o yo pensante); los objetos del pensamiento son los que se convierten en problemáticos o en cuestiones a resolver. El idealismo como doctrina se ocupa del conocimiento, de los orígenes, de los límites, de las potencialidades, de los atributos, de las formas o clases, de las posibilidades y de la existencia misma del conocimiento, así también de sus grados de veracidad, de sus relaciones, productos, tipos y alcances. Toma como punto de arranque de la reflexión filosófica el sujeto, la conciencia, el Yo, partiendo e la representación subjetiva del mundo y no del mundo mismo, sin que esto signifique negación de la realidad del mundo. El “ser” significa un “ser dado en la conciencia” (o en el Yo, o en el sujeto pensante). Son representantes máximos del idealismo: Kant, Fichte, Hegel, Schelling, Bosanquet y Bradley.
El racionalismo llegó a sostener que la razón es la fuente principal o el origen de nuestros conocimientos y que para llegar a la verdad no hay mejor camino que la razón o el pensamiento.
RENE DESCARTES
(La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia,
1650) Filósofo y matemático francés. Después del esplendor de la antigua
filosofía griega y del apogeo y crisis de la escolástica en la Europa medieval,
los nuevos aires del Renacimiento y la revolución científica que lo acompañó
darían lugar, en el siglo XVII, al nacimiento de la filosofía moderna. El
primero de los ismos filosóficos de la modernidad fue el
racionalismo; Descartes, su iniciador, se propuso hacer tabla rasa de la
tradición y construir un nuevo edificio sobre la base de la razón y con la
eficaz metodología de las matemáticas. Su «duda metódica» no cuestionó a Dios,
sino todo lo contrario; sin embargo, al igual que Galileo, hubo de sufrir la
persecución a causa de sus ideas.
PENSAMIENTO FILOSÓFICO
Descartes
es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su
planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del
conocimiento que garantice su certeza, y como el filósofo que supone el punto
de ruptura definitivo con la escolástica. En el Discurso del método (1637),
Descartes manifestó que su proyecto de elaborar una doctrina basada en
principios totalmente nuevos procedía del desencanto ante las enseñanzas
filosóficas que había recibido.
Convencido
de que la realidad entera respondía a un orden racional, su propósito era crear
un método que hiciera posible alcanzar en todo el ámbito del conocimiento la
misma certidumbre que proporcionan en su campo la aritmética y la geometría. Su
método, expuesto en el Discurso, se compone
de cuatro preceptos o procedimientos: no aceptar como verdadero nada de lo que
no se tenga absoluta certeza de que lo es; descomponer cada problema en sus
partes mínimas; ir de lo más comprensible a lo más complejo; y, por último,
revisar por completo el proceso para tener la seguridad de que no hay ninguna
omisión.
John locke
(Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704)
Pensador británico, uno de los máximos representantes del empirismo inglés, que
destacó especialmente por sus estudios de filosofía política. Este hombre
polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en 1658.
Aunque su especialidad era la medicina y mantuvo relaciones con reputados
científicos de la época (como Isaac Newton), John Locke fue
también diplomático, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de
retórica, y alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las
bases del pensamiento político liberal.
John Locke Conocido como el fundador del empirismo, John Locke también contribuyó de modo significativo a
la epistemología (teoría del conocimiento) y a la filosofía política.
La epistemología de Locke explicaba que el conocimiento del mundo se deriva de la observación empírica, la
investigación científica y el sentido común.
Locke atacó la creencia racionalista predominante de que el conocimiento
era independiente de la experiencia.
Aunque aceptó la división cartesiana entre mente y cuerpo y la descripción
mecanicista de la naturaleza, reorientó
la filosofía desde el conocimiento del mundo físico hacia el estudio de la
mente. Con esto hizo de la epistemología el principal objeto de interés
de la filosofía moderna.
Sus escritos éticos y políticos (principalmente Tratados sobre el gobierno
civil) tuvieron también mucha influencia en el pensamiento subsiguiente; los
fundadores de la moderna escuela del utilitarismo, que en síntesis hicieron de
la felicidad para el mayor número de personas la medida del bien y del mal, se inspiraron en sus
escritos.
PENSAMIENTO FILOSÓFICO
La filosofía de Locke se expone en un lenguaje
sencillo, alejado de los tecnicismos de la escolástica, aunque no exento de
dificultades, dado el distinto significado que atribuye, en distintos pasajes,
a términos y expresiones fundamentales en su pensamiento. La filosofía de Locke
es considerada "empirista" en el sentido en que Locke afirma que la
experiencia es la fuente y el límite de nuestros conocimientos. No se trata
sólo de reconocer el valor de la experiencia en el conocimiento, cosa que ya
habían tenido en cuenta otros filósofos, sino de considerar la experiencia como
legitimadora y limitadora del mismo, afirmación que sólo podrá surgir del
análisis detallado del conocimiento humano. En este sentido, es el primer
filósofo que considera que el análisis del conocimiento es la primera actividad
necesaria del filósofo, a fin de determinar bajo qué condiciones es posible
decir algo verdadero, superando así los discursos "dialécticos" de
los escolásticos, que podrían reducirse a un mero juego de palabras sin sentido
alguno. Esta tarea la emprenderá en su obra "Ensayo sobre el entendimiento
humano" donde quedarán fijadas las posiciones fundamentales de su
filosofía empirista.
“La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación”.
Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg,
en Prusia, ciudad que contaba en la época con unos 50.000 habitantes y
un floreciente comercio e industria, siendo la capital del ducado
prusiano. Su padre, Johann-Georg, que era sillero de profesión, se había casado en 1715 con Anna Regina Reuter con
la que tuvo nueve hijos, siendo el cuarto Immanuel. A pesar de la
afirmación de Kant de que su familia era de origen escocés ha podido
comprobarse la inexactitud de esa creencia; su bisabuelo, por parte
paterna, era originario de Prölkus, perteneciente actualmente a Lituania, y la familia de su madre era originaria de Nüremberg, aunque es cierto que dos de sus tías abuelas se casaron con escoceses, lo que puede estar en el origen de esa creencia.
A finales del siglo XVII y principios del XVIII, como protesta contra la
ortodoxia religiosa, en la que predominaban las formas dogmáticas
frente a la vivencia de la fe, se extendió por Alemania el pietismo,
tendencia religiosa que fue seguida por los padres de Kant, y que sin
duda ejerció una honda influencia en Kant, quien se refiere a sus padres
siempre con veneración, recordando a su madre como una persona
bondadosa, austera y profundamente religiosa.
En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg, que contaba entonces
con tres Facultades "superiores" (Teología, Derecho, Medicina) y una
"inferior" (Filosofía). Kant se matriculó en la Facultad de Filosofía,
según era costumbre, sin inscribirse en ninguna de las Facultades
"superiores". Allí asistió a las lecciones de Teología de Schultz, pero centró su interés en la Filosofía, las Matemáticas y las Ciencias naturales.
La filosofía entonces predominante en Alemania era el racionalismo de Christian Wolff,
quién publicó sus obras en alemán, y no en latín, como era todavía la
costumbre mayoritaria, penetrando su pensamiento profundamente en todos
los círculos culturales de mediados del siglo XVIII. También en la
Universidad de Königsberg dominaba la filosofía de Wolff. Allí entabló
Kant amistad con uno de sus profesores, M. Knutzen, wolfiano, quien le
inició en el estudio de las obras de Newton y Wolff, y puso a su
disposición su biblioteca personal. Pero también se puso al corriente de
las tendencias empiristas que procedían de Inglaterra y de los ideales
de la Ilustración, de Francia.
filosofìa de Immanuel Kant
fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es considerado el primero y más importante representante del criticismo, así como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.
Su “Crítica de la razón pura”, un libro en la historia de la
filosofía contemporánea es un análisis desde la estructura misma de la
razón. En sus trabajos reflexiona sobre campos como la ciencia, la
moral, el derecho, la historia o la religión, argumentando que en
nuestro conocimiento la razón juega un papel crucial y que no todo
proviene de la experiencia.
Sus enseñanzas suponían una auténtica insignia de modernidad, basadas en
el racionalismo y no en la religión, circunstancia que le valió que
hasta el propio rey Federico Guillermo II de Prusia le prohibiera dar
clases o escribir sobre asuntos religiosos. Así, Hegel y Schopenhauer, entre otros, siguieron expandiendo estas enseñanzas que se convertirían en precursoras del idealismo alemán.
Lo
que caracteriza a Kant en la historia de la filosofía, es el haber
convetido el término estética en un sistema ideológico. Kant realizó
muchas aportaciones para la humanidad como sus reflexiones acerca de
historia, politica o religion las cuales dejaron mucha influencia y
enseñanzas hasta el dia de hoy. Kant fue uno de los filosofos más
influyentes de toda la modernidad gracias a todo su conocimiento en
campos tan diversos como la etica y la estetica. Tambien Kant sirvió
como guía a otros filósofos dandolos ideas de sus investigaciones.
“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y
crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la
reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay
en mí”
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Todo lo racional es real; y todo lo real es racional.
Georg
Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14
de noviembre de 1831), filósofo alemán nacido en Stuttgart, Württemberg,
recibió su formación en el Tübinger Stift (seminario de la Iglesia
Protestante en Württemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo
Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin. Le fascinaron las
obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así
como la Revolución francesa, la cual acabó rechazando cuando ella cayó
en manos del terror jacobino. Se le considera el último de los Más
Grandes Metafísicos. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo
estragos durante el verano y el otoño de 1831.
FILOSOFIA DE GEORG WILHELM FRIEDRICH
Al tiempo que se introducía en la obra de pensadores como Schiller,
Herder, Lessing y Kant, Hegel compartió con sus compañeros el entusiasmo
por la Revolución Francesa. Aunque al principio se hallaba muy próximo
al idealismo de Fichte y Schelling, a medida que fue elaborando su
propio sistema filosófico, ya profesor en la Universidad de Heidelberg
(1816-1818) y luego en Berlín (1818-1831), se alejó progresivamene de
ellos.
El propio Hegel calificaba el idealismo de fitche de «subjetivo», el de schelling
de «objetivo» y el suyo como «Absoluto» para denunciar la incapacidad
de éstos para resolver la contradicción, tarea que para él constituía el
objetivo último de la filosofía: «La supresión de la diferencia es la
tarea fundamental de la filosofía».
No en vano el de Hegel es el último de los
grandes sistemas concebidos en la historia de la filosofía. La
«contradicción» significa aquí el conjunto de oposiciones que había
venido determinando la historia de las ideas desde el pensamiento
clásico: lo singular y lo universal, la Naturaleza y el Espíritu, el
bien y el mal, etc. La superación de la contradicción debe llevarse a
cabo a partir del pensamiento «dialéctico», cuyas fuentes están en
Heráclito y en Platón.
Si la filosofía alemana del
momento se hallaba dominada por el concepto kantiano de noúmeno, que
establecía el límite más allá del cual el conocimiento no podía avanzar,
para Hegel «la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al saber
para ser un efectivo y pleno "saber", para ser ciencia (Wissenschaft)».
Hegel parte de la realidad como un todo (monismo) compuesto por partes
integrantes cuyo sentido sólo puede ser aprehendido por remisión a la
totalidad en la que se inscriben.
Pero, a diferencia
de sus antecesores, concibe una totalidad dinámica: cada cosa llega a
ser lo que es en el seno de un continuo devenir, un proceso que es
producto de la diferencia, del carácter constitutivamente contradictorio
del ser. El movimiento esencial del ser es dialéctico, por cuanto
expresa la pugna interna entre las partes para reducir su oposición a
unidad. Dado que el pensamiento debe aprehender una realidad en
movimiento, Hegel desarrolla una lógica que permite conocer el ser (el
Absoluto) sin excluir el devenir y el cambio.
Karl Marx
(conocido en español como Carlos Marx) fue un reconocido filósofo,
intelectual y militante comunista alemán de origen judío y es conocido
como el "padre del socialismo". A Marx también se le conoce como uno de los mayores representantes del comunismo moderno y es padre del marxismo.
Marx nació el 5 de mayo de 1818 y creció junto a una familia de clase media acomodada en Tréveris, Reino de Prusia. Tras sus estudios en la Universidad de Humboldt de Berlín se interesó en la filosofía y años después se convirtió en periodista para la Gaceta Renana, un diario de corte radical en la ciudad de Colonia.
Las teorías de Karl Marx sobre la sociedad, la economía y la política se consideran las bases del marxismo y sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases. Marx murió el 14 de marzo de 1883 en Londres, tras padecer una fuerte gripe.
La alienación también se refiere a la actividad religiosa. Esta no es una necesidad ni una dimensión del ser humano sino un producto más de la organización económica y social a la que justifica, legitima y perpetúa. En Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Marx afirma: “La miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real, y, de otra parte, la protesta contra la miseria real (...). La religión es el opio del pueblo”. La transformación de la situación material significaría el fin de la religión y evidenciaría el mito de la llamada dimensión religiosa del ser humano.
Humanismo marxista
Toda la concepción marxista gira alrededor del ser humano. En Manuscritos: economía y filosofía, Marx declara al hombre “no solo ser natural, sino ser natural humano”. Al conjunto de relaciones biológicas que han dado lugar a los seres humanos, Marx añade la historia como “la verdadera historia natural del hombre”.
En ese contexto es donde se realiza la necesaria “conversión de la naturaleza en hombre”. Su característica esencial es la actividad, la producción de su propia vida y de la historia. El hombre se basta a sí mismo para estas tareas. No necesita ninguna espiritualidad. El humanismo marxista es ateo y afirma la primacía de un ser humano libre, racional y autosuficiente. Además, afirma la igualdad de estas características para todos los seres humanos.
Materialismo
En la época de Marx, Alemania bebía de una tradición filosófica marcada por el idealismo de la que Kant y Hegel eran los máximos representantes. Frente a ellos, Marx erigirá su oda a la materia y dirá que lo único que existe es lo que puede explicarse en términos materiales y de movimiento. Existen dos tipos de materialismo:
El dialéctico –en realidad, una concepción de Engels– sostiene que el devenir de la realidad, sus cambios y transformaciones se rigen por leyes de la dialéctica como la de la cantidad a la cualidad, la lucha de contrarios o la negación de la negación.
El histórico defiende una concepción de la realidad basada en la sucesión y alternancia entre los diversos métodos de producción. El verdadero motor de la historia no es la voluntad de los hombres ni de las sociedades, sino la economía y las conflictivas relaciones que esta provoca. Como Marx afirma en el Manifiesto comunista: “En toda época histórica, el modo económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de él puede explicársela; (...) toda la historia de la humanidad (...) ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas”.
Marx nunca utilizó los términos “materialismo histórico” ni “dialéctico”. Tanto él como Engels prefirieron expresiones como “método dialéctico” o “teoría materialista de la historia”.
El filósofo, debe hacer filosofía cuando ya la vida ha pasado.
KARL MARX
“Igual que en la religión el hombre es dominado por el producto de su
propia cabeza, en la producción capitalista lo es por el producto de su
propia mano”.
Biografía de Karl Marx
Marx nació el 5 de mayo de 1818 y creció junto a una familia de clase media acomodada en Tréveris, Reino de Prusia. Tras sus estudios en la Universidad de Humboldt de Berlín se interesó en la filosofía y años después se convirtió en periodista para la Gaceta Renana, un diario de corte radical en la ciudad de Colonia.
Las teorías de Karl Marx sobre la sociedad, la economía y la política se consideran las bases del marxismo y sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases. Marx murió el 14 de marzo de 1883 en Londres, tras padecer una fuerte gripe.
FILOSOFIA DE KARL MARX
Alienación
Es un complejo concepto filosófico por el que un sujeto se desposee o
pierde algo de sí que se convierte en propiedad de otro. Para Marx el
sujeto alienado es el trabajador al realizar tareas que no considera ni
siente como suyas. En Manuscritos: economía y filosofía se plantea: ¿En
qué consiste la enajenación en el trabajo? Y responde: “Primeramente, en
que el trabajo es externo al trabajador, no pertenece a su ser; en su
trabajo, el trabajador no se afirma sino que se niega; no se siente
feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y
espiritual, sino que mortifica su cuerpo, arruina su espíritu. Por eso
el trabajador solo se siente en sí fuera del trabajo y, en el trabajo,
fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está
en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado; trabajo
forzado”.La alienación también se refiere a la actividad religiosa. Esta no es una necesidad ni una dimensión del ser humano sino un producto más de la organización económica y social a la que justifica, legitima y perpetúa. En Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Marx afirma: “La miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real, y, de otra parte, la protesta contra la miseria real (...). La religión es el opio del pueblo”. La transformación de la situación material significaría el fin de la religión y evidenciaría el mito de la llamada dimensión religiosa del ser humano.
Humanismo marxista
Toda la concepción marxista gira alrededor del ser humano. En Manuscritos: economía y filosofía, Marx declara al hombre “no solo ser natural, sino ser natural humano”. Al conjunto de relaciones biológicas que han dado lugar a los seres humanos, Marx añade la historia como “la verdadera historia natural del hombre”.
En ese contexto es donde se realiza la necesaria “conversión de la naturaleza en hombre”. Su característica esencial es la actividad, la producción de su propia vida y de la historia. El hombre se basta a sí mismo para estas tareas. No necesita ninguna espiritualidad. El humanismo marxista es ateo y afirma la primacía de un ser humano libre, racional y autosuficiente. Además, afirma la igualdad de estas características para todos los seres humanos.
Materialismo
En la época de Marx, Alemania bebía de una tradición filosófica marcada por el idealismo de la que Kant y Hegel eran los máximos representantes. Frente a ellos, Marx erigirá su oda a la materia y dirá que lo único que existe es lo que puede explicarse en términos materiales y de movimiento. Existen dos tipos de materialismo:
El dialéctico –en realidad, una concepción de Engels– sostiene que el devenir de la realidad, sus cambios y transformaciones se rigen por leyes de la dialéctica como la de la cantidad a la cualidad, la lucha de contrarios o la negación de la negación.
El histórico defiende una concepción de la realidad basada en la sucesión y alternancia entre los diversos métodos de producción. El verdadero motor de la historia no es la voluntad de los hombres ni de las sociedades, sino la economía y las conflictivas relaciones que esta provoca. Como Marx afirma en el Manifiesto comunista: “En toda época histórica, el modo económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de él puede explicársela; (...) toda la historia de la humanidad (...) ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas”.
Marx nunca utilizó los términos “materialismo histórico” ni “dialéctico”. Tanto él como Engels prefirieron expresiones como “método dialéctico” o “teoría materialista de la historia”.
EXPOSICIÓN DE SU PENSAMIENTO: CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Metafísica, antropología,
filosofía de la economía, ética, filosofía política, sociología...
No existe Dios y existe el mal. Comprender la existiencia del mal, su expresión psicológica (el sufrimiento) y su expresión social (la injusticia), y todo ello desde la idea de que sólo existe lo finito, esta es la tarea de Karl Marx. Desde su juventud, Marx creyó que la filosofía era imprescindible para ofrecer un buen diagnóstico del mal humano y favorecer un tratamiento o cura del mismo. Entenderá Marx que el sufrimiento humano, en lo fundamental, tiene causas sociales, está ligado a la alienación, a la explotación economica que una clase social infringe a otra. Naturalmente, dada esta comprensión del problema, la cura vendrá con el cambio revolucionario de las relaciones económicas de la propiedad. La filosofía debe ser práctica, dirá Marx, y colaborar en este afán por la autodeterminación de las personas, por su libertad. Es pronto aún para saber si a Marx le corresponde el mismo rango en la historia de la filosofía que a Platón, Aristóteles, Descartes o Kant, pero no hay duda de que su filosofía es imprescindible para comprender el pensamiento y las transformaciones sociales y políticas del siglo XX.
JEAN PAUL SARTRE
Jean Paul Sartre nació en París, el 21 de junio de 1905, hijo de Jean
Baptiste Sartre y Anne Maire Schweitzer. El 17 de septiembre de 1906
muere su padre, Jean-Baptiste Sartre, que era oficial de marina, a causa
de una fiebres contraídas en uno de sus viajes por el sureste asiático.
Durante su infancia y los primeros años de su juventud Sartre será
educado en un medio burgués e intelectual, que marcará buena parte de su
formación intelectual, pero que irá evolucionando hasta terminar por
ser considerado un símbolo del pensador comprometido con los problemas
de su tiempo.
En 1931 toma posesión de su plaza como profesor de filosofía en el Liceo
del Havre, puesto que ocupará posteriormente de 1936 à 1939, tras un
periodo dedicado a su profundización en los estudios de filosofía. En el
verano del 31, poco después de la proclamación de la República, realiza
un viaje a España con Simone de Beauvoir. Dos años después, en 1933,
residirá en Alemania, donde permanecerá un año como becario en el
Instituto francés de Berlín, completando así sus conocimientos de la
fenomenología de Husserl, al tiempo que asiste a la expansión del
nazismo. De nuevo en Francia, regresa a su puesto de profesor de
filosofía. Durante el mes de febrero de 1935, y con el fin de investigar
la percepción, Sartre consumirá mescalina, lo que le conducirá a una
depresión, acompañada de alucinaciones, que le durará seis meses.
Muere el 15 de abril de 1980 en el hospital Broussais. Es enterrado el
20 de abril, rodeado de una inmensa multitud. Varias decenas de miles de
personas le acompañan hasta el cementerio de Montparnasse.
PENSAMIENTO FILOSÒFICO DE JEAN PAUL SARTRE
Ciertamente tiene razón Sartre en su observación (escrita ya en 1946) cuando
dice que la palabra «existencialismo» se ha puesto en relación hoy con tan diversos
hechos, que ya no dice nada, rien de tout. Sin embargo, en sus propios
escritos se encuentran no pocas y exactas respuestas, que no plantean duda alguna
sobre qué entiende él mismo por «existencialismo». Esas respuestas no son fáciles,
ciertamente, de reducir a un denominador común, pero se encuentran entre sí
en una clara relación y la una interpreta a la otra y la hace comprensible.
Quisiera citar tres de estas «definiciones» de existencialismo.
Primera «El existencialismo no es otra cosa que el intento de sacar todas las
consecuencias de una posición unitariamente atea». Ateísmo: ése es de hecho
el punto de partida de Sartre, que él presupone sin aducir la más mínima argumentación.
Segunda: «No hay naturaleza humana... El hombre no es otra cosa que lo que él
mismo hace de sí. Ese es el primer principio del existencialismo». Continuamente
mantiene Sartre esta posición: «Es un hecho que... no hay naturaleza humana
alguna en la que pudiera apoyarme». Y en la discusión con un colega, que mantiene
una posición distinta en diversos aspectos, le merece estima constatar: «Somos
de la misma opinión en el punto siguiente: no hay naturaleza humana».
Tercera: «La filosofía existencialista es, sobre todo, una filosofía que afirma:
la existencia precede a la esencia». Sartre, es cierto, diferencia «dos clases
de existencialistas»: los cristianos y los ateos, pero ambos, dice, tienen una
cosa en común: la convicción de que la existencia precede a la esencia. Aunque
sea ésta una afirmación muy problemática por lo que hace a los «existencialistas
cristianos», entre los que él cita a Gabriel Marcel y Karl Jaspers, no cabe
duda alguna sobre qué quiere afirmar él aquí.
Esa tercera caracterización me parece que es la fundamental, dejando incluso
de lado que explica clarísimamente la denominación «existencialismo». Además,
es la primera interpretación dada por Sartre. De ese principio habló por vez
primera durante la segunda guerra mundial, en una entrevista bastante desconocida,
en el semanario comunista «Action», contenida en la edición del 29 de diciembre
de 1944: «¿Ha definido usted alguna vez a sus lectores el existencialismo? Eso
es muy sencillo.» Un año más tarde intenta de nuevo Sartre hacer una caracterización
general en una conferencia publicada en 1946, y de nuevo se dice que la doctrina
existencialista, aunque destinada expresamente a expertos y filósofos, «es fácil
de definir».
Cierto que se ha dicho de esa conferencia, sobre todo por parte de la historia
de la filosofía, que no hay que tomársela en serio, ya que es muy superficial
y muy periodística. Pero yo diría más bien, por el contrario, que esa autointerpretación,
no especializada, espontánea y no bien valorada es mucho más interesante y enseña
mucho más que un tratado cargado de todo el arsenal de conceptos técnicos y
vocabulario de especialistas.
AUGUSTE COMTE
Nació el 19 de enero de 1798 en Montpellier.
Hijo de un modesto funcionario y de una ama de casa hipocondriaca. Tuvo dos hermanos.
Muy buen estudiante, obtuvo varias veces "le prix de preéminence", dotado de una gran memoria. Cursó estudios en la Escuela Politécnica de París de 1814 a 1816, de donde fue expulsado por tomar parte en una revuelta estudiantil. No llegó a obtener un título universitario, hecho que influyó negativamente en su carrera docente.
Hijo de un modesto funcionario y de una ama de casa hipocondriaca. Tuvo dos hermanos.
Muy buen estudiante, obtuvo varias veces "le prix de preéminence", dotado de una gran memoria. Cursó estudios en la Escuela Politécnica de París de 1814 a 1816, de donde fue expulsado por tomar parte en una revuelta estudiantil. No llegó a obtener un título universitario, hecho que influyó negativamente en su carrera docente.
El 19 de febrero de 1825, se casó a los 29 años con Anne-Calorine
Massin. Pasan por estrecheces económicas y aumentan sus deudas, por ello
Comte decide ser profesor de "filosofía postiva" y organiza un curso de
72 lecciones que prepara a toda prisa. Entregado a un trabajo muy
exigente que casi no le permitía dormir, sufre una grave crisis
nerviosa. Abre su curso ante un número reducido de oyentes y debe de
suspenderlo. Se halla enfermo y culpa al trabajo y a la conducta de su
mujer como la causa. Tras ser abandonado por su esposa a causa de los
violentos accesos de cólera, se trasladó a a Saint-Denis en busca de
reposo y los médicos aconsejan su reclusión siendo diagnosticado como un
"maniaco megalómano" siendo sometido a duchas frías y otros
tratamientos de la época. Probablemente sufrió una psicosis
maniaco-depresiva. La enfermedad se prolonga y el 2 de diciembre de
1826, gracias a la intervención de su madre, abandona la casa de salud. A
la fase de exaltación le sucedió otra de depresión, Comte se arroja al
Sena desde el Puente de las Artes, un guardia real le salvó de morir
ahogado. En 1844, convaleciente de una erisipela, se relaciona con
Clotilde de Vaux, que lo rechazó en un principio y que falleció dos años
después. Tras su muerte el filósofo se entrega totalmente a la "Religión de la H'umanite" que expone en la segunda parte de su "Systeme de Polítique positive" cuyas 2500 páginas escribe en menos de tres años.
Sostenía que del estudio empírico del proceso histórico, se desprendía una ley que denominó de los tres estados y que rige el desarrollo de la humanidad. Los estudió en su obra Course of Positive Philosophy (1830-1842; Curso de filosofía positiva, 1853). Cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estados teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". Afirma que el estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social. El estadio positivo es el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política.
Deseaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos. Reconoció el valor de la religión, pues contribuía a la estabilidad social. Consideraba que el medio para establecer la armonía social es la propaganda de una «nueva» religión en la que el culto a un dios personal se sustituye por el culto a un ser superior abstracto (al género humano en general). En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión que estimulara una benéfica conducta social.
Auguste Comte falleció en París el 5 de septiembre de 1857. Fue enterrado por disposición suya cuando su cuerpo se hallaba en estado de descomposición, con la mano derecha sobre el corazón oprimiendo un medallón con cabello de Clotilde, su último y arrebatado amor.
Sostenía que del estudio empírico del proceso histórico, se desprendía una ley que denominó de los tres estados y que rige el desarrollo de la humanidad. Los estudió en su obra Course of Positive Philosophy (1830-1842; Curso de filosofía positiva, 1853). Cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estados teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". Afirma que el estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social. El estadio positivo es el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política.
Deseaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos. Reconoció el valor de la religión, pues contribuía a la estabilidad social. Consideraba que el medio para establecer la armonía social es la propaganda de una «nueva» religión en la que el culto a un dios personal se sustituye por el culto a un ser superior abstracto (al género humano en general). En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión que estimulara una benéfica conducta social.
Auguste Comte falleció en París el 5 de septiembre de 1857. Fue enterrado por disposición suya cuando su cuerpo se hallaba en estado de descomposición, con la mano derecha sobre el corazón oprimiendo un medallón con cabello de Clotilde, su último y arrebatado amor.
PENSAMIENTO FILOSÒFICO DE AUGUSTE COMTE
La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los
antiguos que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie
francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción
de la razón y la ciencia como únicas guías de la
humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos
teológicos o metafísicos.
La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.
Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.
La ley de los tres estados y la idea de progreso
La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.
Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía.
En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.
Características de la filosofía positiva
La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.
El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.
Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.
Clasificación de las ciencias
Si la aparición del estado positivo se correlaciona con la mayoría de edad social e intelectual de la humanidad, esto se debe a la desaparición del espíritu metafísico como una evolución natural hacia el estado idóneo de la razón que traerá consigo el orden y la reorganización social. Se trata de una total "regeneración" que viene determinada por el progresivo desarrollo de las ciencias que, según Comte, han seguido cursos y ritmos distintos, siendo la más retrasada la física social.
La filosofía positiva hace un intento de clasificación de las ciencias, concebidas unitariamente como ramas de un tronco común que, evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una establece las bases de la ciencia siguiente.
Comte clasifica las ciencias en cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a las matemáticas más como un método e instrumento previo que como ciencia teórica.
La finalidad de las ciencias es el control y el dominio de la naturaleza y la sociedad. La búsqueda de relaciones estables entre los fenómenos deriva en la construcción de leyes que permiten predecir el futuro: paso previo a todo control.
Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu positivo, se dedicará al estudio de los fenómenos sociales y de sus leyes como camino para explicar la evolución de la humanidad y favorecer un progreso controlado de la sociedad que excluya todo posible cambio o revolución incontrolada.
Es en este punto donde aflora con toda su fuerza la intención conservadora y reaccionaria de la filosofía de Comte. Su apoyo a la dictadura de Napoleón III, así como sus ideas de control de la opinión pública y de defensa a la propiedad privada y de concentración del capital le han convertido en un adversario de la democracia y en un partidario de los regímenes autoritarios. La dictadura del mexicano Porfirio Díaz utilizó el positivismo como justificación teórica de su política. Estos hechos han producido que la paternidad de Comte respecto a la sociología y el positivismo haya sido reconocida a regañadientes.
La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.
Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.
La ley de los tres estados y la idea de progreso
La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.
Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía.
En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.
Características de la filosofía positiva
La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.
El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.
Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.
Clasificación de las ciencias
Si la aparición del estado positivo se correlaciona con la mayoría de edad social e intelectual de la humanidad, esto se debe a la desaparición del espíritu metafísico como una evolución natural hacia el estado idóneo de la razón que traerá consigo el orden y la reorganización social. Se trata de una total "regeneración" que viene determinada por el progresivo desarrollo de las ciencias que, según Comte, han seguido cursos y ritmos distintos, siendo la más retrasada la física social.
La filosofía positiva hace un intento de clasificación de las ciencias, concebidas unitariamente como ramas de un tronco común que, evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una establece las bases de la ciencia siguiente.
Comte clasifica las ciencias en cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a las matemáticas más como un método e instrumento previo que como ciencia teórica.
La finalidad de las ciencias es el control y el dominio de la naturaleza y la sociedad. La búsqueda de relaciones estables entre los fenómenos deriva en la construcción de leyes que permiten predecir el futuro: paso previo a todo control.
Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu positivo, se dedicará al estudio de los fenómenos sociales y de sus leyes como camino para explicar la evolución de la humanidad y favorecer un progreso controlado de la sociedad que excluya todo posible cambio o revolución incontrolada.
Es en este punto donde aflora con toda su fuerza la intención conservadora y reaccionaria de la filosofía de Comte. Su apoyo a la dictadura de Napoleón III, así como sus ideas de control de la opinión pública y de defensa a la propiedad privada y de concentración del capital le han convertido en un adversario de la democracia y en un partidario de los regímenes autoritarios. La dictadura del mexicano Porfirio Díaz utilizó el positivismo como justificación teórica de su política. Estos hechos han producido que la paternidad de Comte respecto a la sociología y el positivismo haya sido reconocida a regañadientes.
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